lunes, 9 de enero de 2017

Alfaro, sotos del Ebro. (7/1/2017)


Empezamos el paseo al borde del meandro que limita la zona llana que corresponde a la terraza fluvial, los depósitos realizados por el río y la zona irregular y más alta que en este caso corresponde a una zona de glacis, depósitos dejados por la escorrentía de las laderas de los montes próximos.


Aquí vemos los sedimentos recientes de cantos rodados dejados por el río y que con el tiempo pueden convertirse en conglomerados.


Los sotos fluviales como este del Ebro a su paso por Alfaro es una de las comunidades más ricas y diversas constituida por lo que deposita el río en las crecidas y las plantas cuyos frutos y semillas arrastradas por el agua flotan y germinan en las orillas.


Son comunidades poco menos que intransitables por la cantidad de restos que deja el río pero que son fundamentales para frenar la fuerza de la corriente en las avenidas y a su vez albergan una gran diversidad de fauna y flora.


 Nada tienen que ver que las choperas que desgraciadamente los humanos sustituimos por los verdaderos sotos, estas son simples cultivos de chopos que ni frenan la corriente del agua, ni retienen materiales y mucho menos permiten de fauna y flora se refugie y se establezcan.




En los sotos quedan remanentes de agua donde desarrollan las típica comunidades de laguna, como los carrizos, por supuestos con frutos pelosos que flotan en el agua.


En estas lagunas y en meandros o brazos abandonados de los ríos que son frecuentes entre los chopos encontramos gran cantidad de aves como garzas blancas y reales y cormoranes.


Garzas blancas y reales.


Cormoranes en vuelo


Grupos de cormoranes y garzas.


La eliminación de los sotos obliga a fuertes y costosos trabajos de protección de las orillas, especialmente donde el río gira y choca.


Gran plantación de arbolado para sujetar el suelo que de manera natural sujetan los sotos.


Grupo de cormoranes secándose al sol.


Aunque no llegamos a ver sí que hemos tenido ocasión de ver los rastros de castores en forma de árboles mordisqueados.


E incluso alguno completamente cortado por los imponentes incisivos de estos animales.


Punto de confluencia de los ríos Aragón y Ebro.


Por desgracia también toca ver estampas tan lamentables como esta, un tajudo o tejón muerto en el borde de la pista que circunda los campos de cultivo probablemente atropellado.


Y por supuesto no podemos terminar este breve reportaje sin hacer mención a los animales más frecuentes en la zona, sobre todo en el pueblo de Alfaro, las cigüeñas.


Crean sus nidos en todas las elevaciones, en nidos artificiales y en cualquier zona un poco elevada y fuera del alcance humando.

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