lunes, 5 de septiembre de 2016

Desde la Piedra de San Martin al Anie.

Excelente excursión para un primer día después del verano, sin duda alguna los paisajes que hemos observado son inolvidables y la experiencia de andar por ellos  no se puede reflejar en fotos, trataremos de plasmar algunas de las imágenes que se nos han quedado en la retina.


Recorrido realizado


Aníe al fondo desde la cumbre del Arlás.


Arlas y refugio de espeleólogos.


El paisaje kárstico que contemplamos es fruto de la acción del agua sobre las calizas que las disuelve que con ayuda del dióxido de carbono atmosférico las convierte en bicarbonato cálcico y las disuelve formando, huecos, grietas, surcos y la final profundas simas y cuevas.


No todas las rocas son de caliza, en algunos lugares encontramos entre los carbonatos nódulos sílíceos, silex, mucho más resistente a la erosión e insoluble en agua que cuando las rocas salen al aire terminan por resaltar.


De estos nódulos se obtenían las puntas de flecha y otros instrumentos de sílex prehistóricos.


Vista panorámica del karst de Larra, una de las mejores muestras de pinares de pino negro o Pinus uncinata.


El agua de las nieves a deshacerse lentamente va goteando y disolviendo la roca formando finas grietas que al helarse aumentan de volumen y dan lugar a un paisaje de lajas o losas verticales muy difícil y peligroso de andar, "lenar"

El agua y la nieve que discurre por las rocas igualmente va formando surcos característicos sobre las grandes paredes de rocas.


Las aguas penetran en el interior de la tierra y siguen disolviendo formando grandes cavidades internas que con el tiempo se hunden y toda la roca superior cede, zonas de subsidencia, de manera que el monte pierde altura.


Vista del Anie

 Diversas panorámicas desde la cumbre del Anie









Piedra de San Martin donde se celebra el Tributo de las tres vacas.





Arlas desde la ladera sur

Arlas.
En un momento en que la mayor parte de Navarra parece un secarral por la pertinente sequía y las altas temperaturas que estamos padeciendo, observar plantas en flor y sobre todo de la rareza e interés que tienen las que desarrollan en estas alturas es todo un "regalazo". Como sería muy arduo poner todas plasmaremos algunas de las más llamativas observadas.


La Carlina acaulis, carlina angélica o eguzki lore, una preciosa planta que se suele colgar en la puerta o en el dindel de las puertas para ahuyentar a las brujas.



El Cirsium eriophorum, un precioso cardo de montaña.


La Solidago o vara de oro.


 Un ajo de montaña, Allium schoenoprassum, de flores rojas.


La aguileña del Pirineo, Aquilegia pyrenaica, muy similar a las típicas aguileñas que vemos por nuestros montes y prados pero características por presenta un espolón casi recto y no curvado y aguileño como refiere su nombre popular.


El Geranium cinereum, un bonito geranio de montaña con un pétalos delicadamente decorados con venas.


Una margarita gigante, el Senecio pyrenaicum.


 Y aunque ya pasada dejamos para el final la más rara de las plantas observadas, una rosa silvestre de grandes pelos, la Rosa villosa, especie muy parecida a la Rosa pendulina, típica rosa o tapaculos de alta montaña, pero provista de grandes pelos glandulosos.


Y no podríamos olvidar al que nos acompañó y nos alegró la breve estancia en el alto del Anie, este acentor alpino, un ave amiga de los montañeros que frecuenta las grandes cumbres y no le importa comer las migas que dejamos de nuestros almuerzos.



Y como colofón los buitres que ya no solo atacan al ganado sino que pretenden comerse nuestra comida y le echan el pico a cualquier cosa comestible, como la pierna de una de nuestra compañeras

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